Venia yo de la oficina de correos, conduciendo mi "escarabajo" del 73 a medias en su restauracion y al que solo miran conductores de otros "escarabajos". Me pare ante un semaforo y vagamente vislumbre a una mujer joven, rubia y delgada -no vi su cara- que llevaba de ambas manos a los que evidentemente eran sus hijos. En la izquierda, el mayor... siete u ocho años; en la derecha, el menor, cuatro o cinco todo lo mas. Probablemente los traia a casa de la escuela. El pequeño, que ni siquiera pensaba yo que podria verme, me miro y me saludo con la mano con la mas franca y abierta de las sonrisas ... que maravilloso regalo! Naturalmente le devolvi la sonrisa y el saludo mientras agradecia a dios el haberme dado una apariencia que inspira confianza a los pequeños a quienes respeto y aprecio muy, pero que muy por encima de los adultos. Que limpieza de mente transparentaba su cara sonriente! Que espontaneidad! Es imposible no tener confianza en un futuro mejor en el que estaran ellos, esos pequeños sin maldades aun, que no escatiman ni siquiera la sonrisa y el saludo al extraño.
Gracias pequeño por hacer mi dia mejor. Tu sonrisa y tu saludo tocaron mi corazon.
Gracias pequeño por hacer mi dia mejor. Tu sonrisa y tu saludo tocaron mi corazon.
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